jueves, 25 de julio de 2019

Despechado

Ella se subió al barco sin mirar atrás. Él sabía que no iba a volver a tener noticias de ella. Entonces, lloró. Lloró mucho, muchísimo. No hizo otra cosa esa tarde. Tanto lloró que la marea creció violentamente y las olas fueron enormes y el mar se tragó al barco. Y nadie tuvo jamás noticias de quienes viajaban en él.