Los cuchillos no eran de palo pero sí de plástico, de cotillón. Y no por dar la contra ni por seguir casi al pie de la letra el refrán, sino por la manía de uno de los niños, que ya había destripado un sapo, dos perros y a una tía abuela que había ido de visita.
Me gusta ese humor negro, un tanto sádico.
ResponderEliminarSaludos
Diana
Leo, debo decirte que así comenzó mi vida hacia la medicina: cortando la cola de los renacuajos (no destripando abuelas, desde luego; aunque conociendo la de algunos amigos, tal vez lo habría hecho con gusto).
ResponderEliminarMe gustó.
Gracias a los dos!
ResponderEliminarMe alegra que hayan pasado y comentado por acá.
Nos seguiremos leyendo.
Abrazos!
Pues aquí estoy aceptando tu invitación. Tus textos me parecen realistas, con pinceladas sarcásticas, veo ironía en ellos. Me gustan ¡¡¡¡
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Manly por darte una vuelta, leer y comentar.
EliminarMe alegra que te guste lo que hago.
Nos seguimos leyendo!