¿Quién es?, pregunta ella mientras observa por la mirilla. ¿Está Jorge?, contesta un hombre del otro lado de la puerta. No, acá no vive ningún Jorge, dice ella y se vuelve al comedor. En el camino, se cruza con Jorge, que está sentado en el sillón, frente al televisor. Le parece percibir una mirada rencorosa de él y es invadida por una angustia intensa, pero se tranquiliza diciéndose ¿Cómo te va a mirar con rencor si está muerto?