Antes de que encerraran al Minotauro, Ariadna alcanzó a darle una carta
en la que le decía: Elegiré, entre los
que lleguen, a algún varón esmirriado y le daré un ovillo de hilo resistente y
una espada sin filo. Sólo tendrás que matarlo y seguir la hebra para llegar
hasta mí. Luego, huiremos y nadie más sabrá de nosotros.