martes, 11 de noviembre de 2014

Hable con ella

Mamá me explica que esos ruidos que escucho por las noches son las almas de mis abuelos, que me protegen. Papá, en cambio, me dice que debe ser el viento.  
Cuando le comento lo que dice mamá, papá se enoja y me grita que no puede ser, que mi madre no podría decirme eso. Yo no entiendo cómo puede estar tan seguro, si hace años que no habla con ella.  
Desde que la enterramos, mamá sólo me visita a mí.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Buena pero no tonta

Dédalo, enamorado, ingenioso y retorcido, se disfrazó de toro y montó a la vaca de madera. Pasífae, amiga generosa, se dio cuenta inmediatamente de lo que estaba sucediendo pero no se quejó. Tampoco volvió a pedirle favores al artesano.

sábado, 19 de julio de 2014

Escenario de juego

Paloma, paloma, el que no se escondió, se embroma, digo y salgo a buscarlos. Si no los encuentro, pierdo el trabajo.  
Agazapado, pegado a las paredes, me dirijo hacia el pabellón 3. Apenas entro, uno de los presos me pone un arma en la cabeza y me toma de rehén.  
Entonces, grita piedra libre para todos mis cumpas. Uno a uno, van saliendo de sus escondites, van saliendo a la calle. Uno a uno se van librando.

viernes, 16 de mayo de 2014

El horror en las siestas

Era desgarrador oír cómo les pegaban a esos niños. Era insufrible despertarse de la siesta oyendo los cachetazos y los gritos. Más terrible aún era la angustia de no saber qué hacer para que la situación se solucionara: si hablar con mi vecino e intentar convencerlo por las buenas o recurrir directamente a la policía. Por otra parte, ante cualquiera de las dos alternativas, temía por mi integridad: si era así de violento con sus hijos, por qué no iba a serlo con su vecino, mucho más viejo y menos vigoroso que él.  
Al fin, tomé coraje y hablé con el hombre. Él entendió mi planteo y hasta se mostró agradecido de que hubiera ido a hablarle, de que le hubiera mostrado alternativas que él no consideraba hasta el momento.  
Ahora me siento en paz: desde aquel día en que conversamos, mi vecino ya no les pega a sus hijos en las siestas, sino por las mañanas, mientras yo trabajo. Y, según me ha comentado mi esposa, cuando lo hace pone la música tan fuerte que casi ni se oye el lío.

lunes, 31 de marzo de 2014

El río vuelve siempre a su cauce

Se conocieron en la clínica de tratamiento de parafilias y el flechazo fue inmediato.  
Ninguno de los pacientes ni de los profesionales que allí trabajaban olvidará jamás los gritos que proferían por las noches el vampiro y la sirena en la pileta del establecimiento.