Pero el Señor se equivocó cuando pensó que, por ser de una misma especie, las parejas se atraerían entre sí y sólo entre sí. Enorme fue su sorpresa cuando, pocos meses después de terminado el diluvio, vio nacer minotauros, sirenas, pegasos, grifos, centauros, esfinges, unicornios, ornitorrincos...
Felicidades por los dos añitos, y por este relato. El ornitorrinco, qué gran avance de la genética. Es mi prefe.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Ana!
EliminarA mí también me puede ese bicho que -a mi modo de ver- no puede ser otra cosa que la cruza de un castor con un pato.
:-)
Saludos!
!!este esta buenisimo!!!!
ResponderEliminarGracias!!
Eliminar:-)
Bien pensado :)
ResponderEliminarMe encantan los micros bíblicos
Gracias, Gotzon!
EliminarY bienvenido por acá.
Sí, es divertido jugar con la historia, con la mitología, con los clásicos, en definitiva, con todo aquello con lo que no se juega.
Saludos!
Excelente Leo! Que gusto leerte!
ResponderEliminarGracias, Seba!
EliminarQué bueno verte por acá.
Abrazo!
MUY BUENO TU BLOG
ResponderEliminarFELICIDADES
Muchas gracias, Camelia!
EliminarY bienvenida por acá.
Te invito a pasar cuando gustes. Subo textos cada dos meses aproximadamente.
Saludos!
La dolorosa maravilla que surgió por haber mordido la manzana.
ResponderEliminarGracias, Marcela, por pasar, comentar y difundir.
EliminarAbrazo!
Magnífico micro, Leo. Entre tantos aportes ingeniosos tuyos, este es mi favorito, pues amo la mitología, dioses actuales incluidos.
ResponderEliminarHola Gustavo!
EliminarBienvenido por acá.
Te agradezco que por haberte tomado el tiempo de leer mis textos y de comentar.
Me alegra que te haya gustado este texto. A mí también me encanta la mitología y las posibilidades lúdicas que nos da.
Te invito a seguir pasando por el blog cuando gustes. Lo actualizo cada dos meses aproximadamente. Saludos!