— Y esta mañana, como siempre, la muy hija de puta bajó del techo y se metió por la ventana mientras yo desayunaba. Esta vez, traía en la boca una paloma degollada que todavía movía las alas espasmódicamente. Me dio tanta impresión...
— Y... los gatos de por sí son cazadores. Y las gatas más todavía.
— Ojalá te estuviera hablando de mi gata.
¡Uf, menos mal! Y yo que pensé que se trataba de una araña... pero esta "gata", evidentemente, no se queda atrás...
ResponderEliminarMuy buena micro.
Cariños,
Mariángeles
Muchas gracias, Mariángeles!
EliminarEs así. Sea lo que sea, no se queda atrás (ni tampoco en el techo).
:-)
Abrazo.
Muchas gracias, Diego!
ResponderEliminarAbrazo grande.
Bueno, los cazadores también tienen pichones que alimentar. ¡Bien, Leo!
ResponderEliminar:-)
EliminarAsí es, Laura. Cada unx con su forma de vida.
Muchas gracias!
Va un abrazo.